lunes, 19 de marzo de 2007

Una vida inconclusa, como un trecho de palabras inacabadas, que emergen detràs de los cristales de la ciudad, que es una cualquiera. Escojamos, por azar o por lo que fuere, a Quito. El año, ya que hay que darle una circunstancia temporal, 2007, que bien podrìa ser 2666, pero ya se le ocurrió al monstruo. Añadamos que son algunos susurros. Una vuelta de tuerca. Un caìda libre. Un laberinto, eso por la nostalgia del Rìo de la Plata. Y nada, pues, que ya iràn apareciendo.

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