jueves, 22 de enero de 2009

C retuvo por un instante el aliento; un instante que, sin embargo, le pareció una semana, un mes, un siglo, y luego otra vez, como el reflujo del mar que vuelve a su nido, un segundo. Entonces, ya no pudo desistir en la empresa que se había trazado, como un asesino concibe el mejor de sus crímenes. Estaba decidido, no solo a recuperar ese momento privilegiado de creación, que todavía se le colaba en la cabeza, ya como un insecto incrustado bajo la piel, ya como una obsesión trotamunda, si no, y por sobre todas las cosas, a entrar de lleno en su propia memoria, igual que el aventurero que se lanza a buscar el país de la canela, con la febril esperanza de hallarlo. Ahí, en ese preciso momento, la vio...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Digamos que soy Antonia:

Pobre C ya no sabe qué decir

Anónimo dijo...

Señor C, parece que ya no tienes que escribir...! dedicale más tiempo a tú novela en construcción...! sabes, se hace dificil seguirte...!

Anónimo dijo...

Dear Mr C. Have you run out of ideas?? Maybe you should start writing someting else or maybe you should leave this character alone and create new ones. I believe this character has been with you for a long time now, he's been present in almost all your novels. Leave him behind and start someting completely new if not there's always a risk that you'll start repeating yourself, and you are way too talented for that.

Big hug from me

Anónimo dijo...

siempre has sido fuente de inspiración, hoy... tengo mi propio blog. tsunkinuaescribe.blogspot.com
gracias por tu arte

Tsunkinua dijo...

Siga escribiendo Sr. C. Siga o muera de una vez... porque la agonía no solo es suya
Att. Tsunkinua

Anónimo dijo...

La dulce espera, de una espera que desespera y que también encanta.